domingo, 6 de mayo de 2012

"La Academia de la confusión". En torno al Diccionario biográfico español. Julián Casanova.

  "La Academia de la confusión". 

En torno al Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia.

 Julián Casanova

La Academia de la Historia lleva camino de convertirse en un cadáver al que muy pocos van a respetar. Tras la polvareda levantada por el Diccionario biográfico español, se encargó a una comisión que lo revisara. Y ahora se sabe que esa comisión ha propuesto, entre otras cosas, “la redacción complementaria de diez entradas”. Eso quiere decir que el Diccionario mantendrá, por ejemplo, la biografía de Francisco Franco firmada por Luis Suárez, pero aparecerá en una adenda una versión diferente sobre el personaje elaborada por otro historiador. Es la mejor forma de decirle a la gente: hay tantas historias como historiadores. O de una forma más cruda: el oficio del historiador es poco fiable, porque todo depende del prisma con que se mira al pasado.

Al historiador se le debe supone ingenio y talento literario, capacidad para recopilar de forma exhaustiva los hechos, pero, sobre todo, conocimiento de las fuentes y de los métodos críticos para su evaluación. Si los historiadores que elaboraron esas biografías cumplieron con ese requisito, no habría ninguna razón para alterarlas. Cuando se ha decidido hacerlo, es porque muchas cosas fallaron en el plan y ejecución de esa magna obra.

El Diccionario biográfico contó con un apoyo institucional muy notable y se supone que estaba diseñado para convertirse en una obra de referencia, demostración de los avances de la investigación y de la enseñanza de la historia. Ocurrió, por el contrario, que algunos colaboradores no ejercieron de historiadores, sino de abogados y propagandistas. Y en vez de reconocerlo, la Academia, para proteger también a algunos de su insignes miembros, tomó el camino de la confusión y de la falta de trasparencia.

Llegados a este punto, sería mejor abandonar esa empresa de revisión. Que el Diccionario, en el que se invirtieron muchos esfuerzos y dinero, se quede así, con colaboradores que hicieron muy bien su trabajo y con otros que todo lo que aportaron fue una versión deformada y mutilada de la historia y de sus métodos críticos más elementales. Dejemos que la Academia de la Historia siga moviéndose en el reino de las elites, de aquellos que toman decisiones al margen de la lógica evolución de los métodos, enfoques y debates históricos. Una institución con esas señas de identidad pudo tener pasado, pero no tiene presente ni futuro.
Fuente: 
Diccionario Biográfico español
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 Julián Casanova Ruiz (Valdealgorfa, Teruel, 1956) es un historiador español. Es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.

Datos académicos y profesionales

Ha sido profesor visitante en diversas universidades británicas, estadounidenses y latinoamericanas. Es miembro del consejo de redacción de las revistas Historia Social y Jerónimo Zurita. Miembro del consejo asesor de Studia Histórica (revista de Historia Contemporánea editada por la Universidad de Salamanca), Historia del Presente (revista semestral editada por la Asociación de Historiadores del Presente), Historiar (revista trimestral de Historia) y The International Journal of Iberian Studies. Miembro del Comité Científico de la revista Cuadernos de Historia de España, Buenos Aires, Argentina
Es colaborador habitual de la páginas de opinión de El País y tertuliano habitual de Onda Cero. Ha publicado además numerosos artículos en diferentes revistas especializadas. En el año 2007 fue nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad de Zaragoza.

Asesor histórico y presentador de “La guerra filmada”, serie de ocho horas de programas documentales sobre la Guerra Civil Española, TVE, 2006 (editado por Filmoteca Española, Ministerio de Cultura, 2009)

En 2008 fue elegido, a propuesta de las partes (los familiares de desaparecidos y las asociaciones para la recuperación de la "memoria histórica" denunciantes), miembro del grupo de expertos encargado de búsqueda de fosas comunes y la identificación de las víctimas en el sumario contra los crímenes del franquismo promovido por el juez Baltasar Garzón, destacó su trabajo en la identificación de los más de 3.500 republicanos fusilados en Zaragoza.1

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